Declaración Doctrinal
LAS ESCRITURAS
LA DIVINIDAD
LA PERSONA Y OBRA DE CRISTO
EL ESPÍRITU SANTO
Creemos que el Espíritu Santo es la persona que reprende al mundo de pecado, de justicia y de juicio; y que Él es el Agente Sobrenatural en la regeneración, que bautiza a todos los creyentes en el cuerpo de Cristo, los mora y los sella hasta el día de la redención. Creemos que los signos de los dones del Espíritu Santo, como hablar en lenguas y el don de la curación, fueron temporales. Creemos que hablar en lenguas nunca fue el signo común o necesario del bautismo o la llenura del Espíritu Santo y que la liberación definitiva del cuerpo de la enfermedad o la muerte espera la consumación de nuestra salvación en la resurrección.
EL HOMBRE
LA SALVACIÓN
Creemos que el mensaje claro de salvación es el arrepentimiento hacia Dios y la fe hacia nuestro Señor Jesucristo. Creemos que la salvación es por gracia nada más y nada menos. Creemos que los hombres son justificados solo por la fe y son justos ante Dios solo por el mérito de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Creemos que todos los redimidos, una vez salvos, son guardados por el poder de Dios y, por lo tanto, estamos seguros en Cristo para siempre. Creemos que la vida eterna es la posesión presente de todo creyente.
LA IGLESIA
LAS ORDENANZAS DE LA IGLESIA
Reconocemos las ordenanzas del bautismo por inmersión en agua y la Cena del Señor como un medio de testimonio bíblico para la Iglesia en esta era.
LA SEPARACIÓN BÍBLICA
Creemos que todos los salvos deben vivir de tal manera que no traigan reproche sobre su Salvador y Señor; y, que separación de toda apostasía religiosa, todos los placeres, prácticas y asociaciones mundanas y pecaminosas es ordenada por Dios.
EL REGRESO DE CRISTO
Creemos que la esperanza bienaventurada del regreso de nuestro Señor es literal, personal, visible, e inminente. Él raptará a Su Iglesia antes de los siete años de tribulación, y al final de la tribulación, Cristo regresará con Sus santos para establecer Su reino de mil años en la tierra.
NUESTRO ESTADO ETERNO
Creemos en la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos a la vida eterna y los perdidos al juicio y al castigo eterno. Creemos que las almas de los redimidos están, al morir, ausentes del cuerpo y presentes con el Señor, donde en la felicidad consciente esperan la primera resurrección, cuando el espíritu, el alma y el cuerpo se reúnen para ser glorificados para siempre con el Señor. Creemos que las almas de los incrédulos permanecen, después de la muerte, en la miseria consciente hasta la segunda resurrección, cuando con el alma y el cuerpo reunidos aparecerán en el Juicio del Gran Trono Blanco, y serán arrojados al Lago de Fuego, para no ser aniquilados , pero para sufrir el castigo eterno, consciente.